— ¡Entonces tener que escapar de ellos también era parte de tu plan, pero qué ingeniosa eres! — respondió él con bastante sarcasmo tras mirar detrás de sí para confirmar que se unas veinte luces blancas se acercaban a ellos a gran velocidad; la motocicleta cada vez se hacía más lenta en comparación a estas. — ¡¿De casualidad no se te habrá ocurrido otra idea brillante?!
— ¡Qué amable eres, muchas gracias, por supuesto que tengo otra idea! ¡¿Por qué no te vas a la mierda?! — contestó Stolas con una voz llena de rabia homicida mientras giraba su cuello de búho y llenaba su corazón de miedo al ver que los ángeles que les seguían ya podían distinguirse unos de otros. — ¡Esto no estaría pasando si no fueses todavía más estúpido de lo que tu sucia especie generalmente es y supieses seguir instrucciones sencillas!
— ¡La culpa es mía, por supuesto! — respondió él con un enfado similar, tan exasperado que no se percató que el demonio consiguió dar varias curvas y seguir en el camino aún si los pozos negros que tenía por ojos lo estaban mirando directamente. — ¡Instrucciones tan simples que tú no pudiste con ellas y preferiste relegarlas a mí, así que si quieres culpables, empieza contigo; por tú culpa, no la mía, ahora tenemos que buscar otro trozo del alma de esa cosa e intentar el ritual de nuevo!
— ¡Que espero no estropees de nuevo! — respondió ella mientras volteaba de nuevo hacia el frente y apretaba el acelerador de la motocicleta en un esfuerzo por ganar todavía más tiempo, percibiendo incluso sin verlos, que sus hermanos estaban a menos de quinientos metros de ellos. — ¡Porque tienes que hacerlo de nuevo, si no es mucha molestia para usted, maestro mío, Gabriel, hijo de Javier y nieto de Miguel; que yo se que usted, signo de Leo con casa ascendente en Urano, signo de fuego y aspecto de Júpiter, es demasiado digno para hacer algo tan denigrante como un simple sacrificio de sangre! — añadió con sarcasmo aunque solamente ella entendía esas palabras, recordando que desde el momento en que le hizo su primer lectura astrológica, el demonio supuso que habría problemas al tratar con él.
— ¡Vete al diablo!
— ¡¿Cómo se supone que interprete eso?!
Podrían haber continuado durante bastante tiempo, pero se los impidió el hecho de que en medio de esta discusión se abalanzó hacia su lado izquierdo la capitana de aquellos ángeles, el resto ubicándose tan cerca de ellos que podían sentir sus presencias rozándoles las espaldas. El creado, antes que amenaza o miedo, sintió preocupación y nerviosismo; el demonio cierto temor que disfrazó con disgusto, pretendiendo ser indiferente ante su presencia al no despegar la vista del camino, no ocultando sin embargo, el temblor de sus alas de búho.
— ¿Les parece si nos evitamos un largo y extenso discurso y vamos al punto?. — anunció la capitana con una voz calmada pero firme. — Deténganse ahora mismo y tendrán mi palabra de que ninguno de ustedes será juzgado con crueldad, la mía claramente, por haber liberado de su encierro a Rosier; eso te incluye a tí Stolas, miraré hacia otro lado y te dejaré regresar a tu rincón escondido en el bosque. — dijo ella acercándose al demonio por unos instantes a tal distancia que prácticamente le susurró al oído, sonriendo un poco al ver que la reacción de Stolas fue un escalofrío. — Creado, aunque tu corazón ha sido corrupto por la sangre de una insurrecta en un pacto, ese es un asunto que debes resolver con mi papá, pero si te detienes, probablemente no sea demasiado tarde para tí y te quedarán años para enmendar tu error.
— ¡Escucha, sé que esto se ve mal y estoy a punto de darte una excusa terrible! ¡Pero te prometo que tan solo fue un accidente, y lo del pacto es precisamente porque necesitábamos compartir energía en caso de que el demonio se liberase! — respondió él tratando de aminorar los daños sabiendo que no se le entendía nada, cosa que lo ponía más nervioso. — ¡El demonio iba a despertarse aunque no hubiésemos intervenido y ahora va a destruir el bosque donde vive el búho; míralo de esta manera, ella necesita mi ayuda porque sola no podría contra alguien de mayor categoría! — dijo con nervios señalando a Stolas, quien no respondió sino apretando tanto los dientes de rabia que pudo escucharse la fricción.
— Reconozco que tu motivación no es maliciosa, pero estás asignándote responsabilidades que no te corresponden; las mías para ser exactos, ¿sabes cómo se ve que haya sido liberado un insurgente apenas unas décadas tras mi nombramiento como custodia de los caídos?, me estás haciendo quedar mal… Quizás tengas razón y era necesario que ayudases a Stolas, los tres sabemos que ella es más útil leyendo predicciones capciosas en los astros que ha creado mi papá, pero por más nobles que hayan sido tus intenciones …
— ¡Una palabra más, otro sonido de tu estúpida boca! — gritó Stolas mirando brevemente al ángel. — ¡Una palabra más, Keshandra, y juro que voy a estrellarme en la siguiente curva y nos caeremos por el barranco! ¡¿Quieres callarte de una vez?!
— Deberías escucharla, suele cumplir ese tipo de amenazas… — añadió el creado para llenarse de inmediato de agonía y miedo, no por su vida, sino porque sabía que en efecto Stolas era tan testaruda que no cabía duda de que lo haría. — ¡¿Qué?! No te atrevas búho, ¡es mi moto! ¡mi moto!
— ¿Búho? Esa es nueva… — dijo Keshandra sin poder terminar.
— ¡Te lo advertí, niña de papá! — interrumpió Stolas, girando de pronto al mismo tiempo que pisaba el acelerador y se estampaba con una barrera de seguridad que les separaba del barranco; destrozándola y lanzándolos hacia el vacío, el demonio pudiendo sobrevivir la caída y el creado siendo incapaz de morir, lo que no decía que aquello no le dolería tanto que desearía haberlo hecho, hasta que el pacto de sangre que había hecho con el demonio hubiese sido completado.
Inicio 